
SANACIÓN
ENERGÉTICA
Las personas, como los demás animalitos, podemos entendernos como un gran cúmulo de energía condensada en un cuerpo físico, que si bien es la parte fundamental de nuestra experiencia en este planeta, no representa la totalidad que somos, pues también poseemos un cuerpo mental que nos permite reflexionar y desarrollar todo el pensamiento abstracto.
Nuestro tercer cuerpo, es el emocional, es tal vez es el que le da sentido a nuestras vidas en este planeta, pues es el que nos permite sentir profundamente las distintas emociones que experimentamos todo el tiempo, desde las más fuertes como la sorpresa o la ira que acaparan toda nuestra atención y nuestro cuerpo mental, como también los distintos estados emocionales que atravesamos a lo largo del día que pueden pasar desapercibidos como la tranquilidad o la ansiedad, que muchas veces necesitamos de un buen rato de estarla sintiendo para darnos cuenta de esa sensación, tal vez cuando ya ha llegado a nuestro cuerpo físico sintiendo, en el caso de la ansiedad, un malestar en él. Por último, encontramos nuestro cuerpo espiritual o nuestra alma, que es lo que realmente somos como seres eternos más allá de nuestros finitos cuerpos y que se conecta profundamente con nuestros otros cuerpos, por eso ante dolorosísimas situaciones, podemos sentir que se nos “parte el alma del dolor” pues eso que estamos viviendo, literalmente está tocando nuestra alma, tal vez para recordarnos antiquísimos dolores de vidas pasadas que no hemos sanado y es por eso que nos resulta confuso que algunas situaciones nos muevan tanto emocionalmente hablando cuando no tenemos un recuerdo o un motivo racional que nos explique por qué nos afecta tanto.
El estar inmersos en esta existencia terrenal nos permite maravillarnos con la obra de arte que se esculpe en el cielo cada tarde, embriagarnos de ternura con la sola presencia de una cachorro que mueve su cola o sentirnos contenidos con el poder de un abrazo de alguien a quien amamos. Éstas, al igual que todas las experiencias que vivimos, pueden dejarnos huellas de distintos relieves y matices en nuestro cuerpo, corazón, mente y alma, que al toparnos con ellas a partir de un objeto, una canción, una palabra, un olor, logramos recordar la experiencia en nuestra mente y re-sentirla en nuestro corazón, recordándonos también esas sensaciones y emociones que se conectan profundamente con nuestro cuerpo y la sensaciones que percibimos en él.

En las consultas de sanación indagamos junto a tus guías espirituales/ángeles sobre un tema que quieras abordar para así tener una perspectiva más amplia y holística, drenando la energía que pueda estar relacionada con la situación en particular e identificar todas las implicaciones que genera vivir esta situación, así cómo comprender cuáles son los aprendizajes que podemos obtener de ésta y buscar herramientas para continuar el proceso buscando bienestar en todos los niveles de nuestra existencia.
Nuestros guías además de aconsejarnos y darnos claridad sobre esos temas que nos resultan difíciles de observar, también nos acompañan amorosamente para sentir y tomar consciencia del dolor, la angustia, la culpa, la incertidumbre y demás emociones que nos genera esta situación para sanarlas y poder observarlas con paz y tranquilidad.
Dentro de los temas que podemos abordar en una consulta están: enfermedades físicas, crónicas y terminales; la pérdida de un ser querido para elaborar el duelo amorosamente y/o conocer la situación de esa persona que ya partió; nuestra vida laboral y sentimental, identificando los bloqueos y creencias que nos tienen en trabajos y relaciones que en algunos casos nos generan más dolor y molestia que bienestar.
Las consultas de sanación también son un espacio para abordar los miedos y traumas que fuimos hemos adquirido a lo largo de la vida, revisar los las situaciones que nos despiertan o no nos dejan dormir, indagar en los registros akáshicos sobre las conexiones que puedan tener esas experiencias que vivimos o estamos viviendo con nuestras vidas pasadas.
Con la sanación podemos limpiar nuestro campo energético y nuestros espacios físicos de energías ajenas, seres de baja vibración, trabajos de magia negra y todo lo que nos impida o nos coarte de disfrutar y experimentar plenamente cada instante de nuestra existencia.


